jueves, 3 de noviembre de 2016

Peleas organizadas de jóvenes , grabadas y difundidas por WhatsApp

Esto se lleva repitiendo desde hace medio año que se sepa¡¡
Para ellos se trata de algo sencillo. "Tú tienes un problema con alguien y cuando ves que hablar ya no sirve de nada, te pegas y ya está", asegura Pedro (nombre ficticio), un alumno de un colegio de Lugo que protagonizó una bulla.


J. tiene 15 años y estudia en un instituto público de Lugo. Cuerpo delgado, poca cosa. Pelo teñido de rubio por una apuesta, ropa de marca, iPhone. Ha repetido curso dos veces. Le gusta el fútbol y sueña con convertirse en Neymar, aunque cree que de mayor será policía. Sus amigos, la pandilla de los Chungalíes, dicen que tiene un gran corazón. Que muchos le envidian por su éxito con las chicas.
Hace un mes, un viernes por la tarde antes de su cumpleaños, J. quedó para pegarse con otro adolescente de un colegio privado. También se llama J. y es tan enclenque como él. Habían discutido y decidieron arreglar su problema a golpes. Lo novedoso: a su alrededor se congregaron un centenar de adolescentes, chicos y chicas. Jalearon, disfrutaron, grabaron la pelea. Gritos, entre risas.


J., el Neymar gallego, dejó sangrando de la nariz al otro chico, y el vídeo corrió por decenas de móviles de Lugo. Ya lo llaman el circo romano 2.0. Que no cobra entradas, pero sí atrae a un público fiel. "Hay bulla una vez al mes por lo menos", cuenta uno de los chicos involucrados en las peleas. Tienen reglas, árbitros y vigilantes para que la policía no los vea. Y a ojos de algunos de estos quinceañeros, se convierten en héroes.
En su mundo, las redes sociales, contesta uno de los luchadores mejor considerados entre los Chungalíes, el apodo que lucen con orgullo.






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