viernes, 12 de junio de 2015

Al menos cuarenta colegios han sido juzgados ya en España por obviar casos de acoso escolar

Ocho años después de que la sociedad despertara de golpe al problema social del acoso escolar —con el salto mortal de la muralla de Hondarribia (Guipúzcoa) de Jokin Zeberio, un chaval de 14 años que no aguantó más las afrentas, burlas y agresiones de sus compañeros de clase— este grave asunto llega cada vez con más frecuencia a los juzgados. 

"La litigiosidad en el acoso escolar avanza al ritmo que crece la sensibilidad social", explica Pedro González, un abogado madrileño cuyo teléfono no deja de sonar estos días. Al otro lado de la línea, padres muy preocupados con el sufrimiento de sus hijos, que se sienten machacados por sus compañeros de clase. 

En España ya existe jurisprudencia en la responsabilidad civil de los centros educativos ante el acoso escolar Si llaman tanto al despacho de González es porque este letrado madrileño consiguió que el colegio privado Amor de Dios de Alcorcón (Madrid) indemnizara con 24.000 euros a una familia tras incumplir el "deber de cuidado" de un alumno de 10 años ante "una situación de acoso que toda la clase y los profesores conocían", como especifica la sentencia. Y este mes de enero logró que el colegio concertado Ramar de Sabadell (Barcelona) accediera a compensar con 30.000 euros a otra familia por un caso idéntico. 

Los centros pueden ser condenados por omisión del deber de cuidado y al menos cuarenta colegios han visto sentarse a la dirección en el banquillo de los acusados por mirar para otro lado ante las situaciones de acoso. Muchas escuelas han recibido sentencias condenatorias, otras han elegido la conciliación y evitar el proceso judicial. En su mayoría son centros concertados o privados. Los litigios con la escuela pública se dirimen en lo contencioso administrativo, un ámbito más complejo para reclamar. 

Los juicios a colegios, casi todos posteriores al año 2000, demuestran que "a los jueces no les tiembla el pulso" a la hora de condenar si se acredita que profesores, tutores y directores hicieron caso omiso o permitieron que un compañero sufriese vejaciones continuadas de sus iguales, explica la abogada catalana Noelia Rebón, experta en denuncias de acoso. 

La muerte del adolescente Jokin Zeberio, en septiembre de 2004, marcó un antes y un después en la consideración social del acoso escolar. Ese día los abusos entre iguales dentro de la escuela dejaron de considerarse "cosa de críos". Los estudios más fiables, como el Cisneros X de 2007, aseguran que el 23% de los alumnos en España han sufrido alguna vez hostigamiento continuado por parte de compañeros. Las situaciones más graves —que se metan con ellos hasta llorar o les peguen— suman un 4%. Las edades más conflictivas, de los 11 a los 14 años. Con todo, ocho años después de la muerte de Jokin, ni Educación ni Interior aportan dato alguno sobre el número de casos de acoso que se dan al año en España. La Fiscalía de Menores a penas dedica ocho líneas al acoso escolar en su memoria de 2012. Y este tipo de agresión no está tipificado como delito.

 El 23% de los alumnos en España han sufrido alguna vez hostigamiento continuado La fiscalía percibe, sin aportar datos, un "continuo descenso" de los casos de acoso escolar gracias a las actuaciones preventivas de los colegios y a su vigilancia de la violencia en el ámbito escolar. Ferrán Barri, presidente de SOS Bullying, ONG creada en 2004, opina que "si bien antes había una negación total del acoso, los planes de convivencia de los centros educativos abordan ahora mejor la situación. Se trabaja más en la prevención y en la detección precoz, pese a que hay bastantes casos todavía en los que no se actúa correctamente", añade. Encarna García, de ACAE (Asociación contra el Acoso Escolar), es bastante más pesimista y subraya que hay excepciones honrosas entre los centros educativos, pero la mayoría "no saben cómo afrontar el acoso o no quieren ver este problema". 

R. tenía 9 años cuando empezó a sufrir burlas de un grupo de compañeros de su clase. Burlas que derivaron en agresiones verbales, aislamiento y palizas. Su madre explica que R interiorizó que ese "era el papel que le tocaba jugar en la pandilla". Pero la violencia fue a más y R. cayó en depresión, dejó de comer y sentía pavor al ir a clase. Los padres intentaron cortarlo de raíz. Hablaron con los maestros, con la tutora, con dirección. Todo fue en balde. Los compañeros de R "le regalaron una paliza" el día de su 11 cumpleaños y sus padres decidieron cambiarle de colegio e interponer una demanda contra el centro educativo, el Ramar de Sabadell, por daños y perjuicios. 

Los niños menores de 14 años son inimputables, lo que hace que los padres una vez han agotado todas las vías administrativas para poner fin al acoso de sus hijos se inclinen por denunciar a la escuela por omisión del deber de cuidado.

 "Cada vez más padres van a los tribunales porque hay más conciencia de que se debe denunciar", explica la abogada Rebón. También Araceli Oñate, inventora de una herramienta para calibrar el grado de acoso al que es sometido un niño muy utilizada en los peritajes, opina que la juidicialización del acoso "es una tristísima realidad, creciente ante el silencio administrativo". Cada vez más padres van a los tribunales porque cada vez hay más conciencia de que hay que denunciar 

De las primeras condenas que se hicieron públicas, la más famosa es la del Colegio Suizo de Alcobendas (Madrid). Un juez de primera instancia desestimó la denuncia de los padres, pese a que obraban en su poder vídeos probatorios del acoso. Recurrieron y la Audiencia Provincial condenó al centro privado a la multa más alta impuesta hasta la fecha en Europa, 30.000 euros.

La primera condena a un centro de titularidad pública recayó en el C. P. de Hellín. Un juez impuso a Castilla La Mancha una multa de 2.000 euros, más los gastos del psicólogo, para la familia de una exalumna de 10 años. El juez destacó en la sentencia la actitud "omisiva y en ocasiones permisiva" ante los malos tratos psico-verbales recibidos por la niña. 

El último centro en ser sancionado, el Ramar, pactó en enero abonar 30.000 euros para evitar el juicio, no sin antes reconocer ante el juez su responsabilidad en el maltrato continuado del exalumno R.

 "Estamos ante un fenómeno nuevo, que crece, y que si no despega es por el freno de una justicia muy cara", destaca Ferran Bullí, de SOS Bulling. Litigar sale caro Denunciar el acoso escolar cuesta mucho dinero. Mónica, la madre que se enfrentó al colegio Ramar de Sabadell, tuvo que ampliar la hipoteca. Ella obtuvo la mayor indemnización extrajudicial por un caso de acoso (30.000 euros), pero echando cuentas descubrió que se había gastado 22.000 euros entre "abogados, procurador, informes, psicólogos y desplazamientos..." Las multas o compensaciones que imponen los jueces en este tipo de casos son todavía, a juicio de los abogados, demasiado dispares. Llamativamente se toma de guía las indemnizaciones por accidente de tráfico, pero en las sentencias estudiadas la compensación oscila entre los 2.000 y los 30.000 euros. 

Sin embargo, denunciar no siempre significa ganar. El abogado Pedro González avisa:  solo lleva a juicio una cuarta parte de los casos que le llegan. "Si el juez no lo ve claro no habrá condena", explica. Les ha ocurrido recientemente a dos familias, que han perdido sendos litigios contra los colegios Joan Pelegrí, en Barcelona, y los Maristas, en Madrid. Si se le pregunta al abogado sevillano Gregorio Martinez Tello —especialista en responsabilidad civil— si judicialmente se acabará con el acoso escolar, Martínez Tello contesta:"¿Acaso ha acabado el código penal con los asesinatos? Denunciar debe ser el último paso. Primero está la detección precoz y la prevención", insiste. "Pero estas sentencias ayudan a que los centros pongan toda la carne en el asador con el acoso", remata. Su colega González coincide: "Las condenas suponen un toque de atención a los colegios". 

Los directores del Colegio Suizo y del Ramar declinaron hablar para 20minutos.es. Un portavoz jurídico de la compañía religiosa dueña del colegio Amor de Dios, centro condenado por "tolerar el maltrato", sí reconoce que "la herida aún sigue abierta" en su comunidad educativa, que la sentencia ha producido un efecto llamada y ahora afrontan varias denuncias similares. Sin embargo, admite también que conllevó la implantación de un plan de detección precoz del acoso en los 23 centros educativos de la congregación". 

¿Cómo identificar el acoso escolar? 
Para determinar si un colegio ha sido negligente en su actuación es preciso demostrar que el acoso ha sido persistente en el tiempo, de la suficiente gravedad y en el ámbito de vigilancia y control del centro escolar. Según la especialista Araceli Oñate cada vez hay más denuncias en las consejerías de Educación y "escandalosamente más violencia en las aulas". Para Oñate, "la institución educativa ha aprendido que es más rentable excluir a un alumno que admitir la realidad" denuncia. De hecho, en el 99% de los casos es el niño acosado el que deja el centro escolar, no sus agresores. "La mayoría de los traslados se producen precisamente ahora, a mitad de curso", expone. Oñate cree que existe una negación institucional que hace que los padres terminen recurriendo a los juzgados. En su opinión, Educación se ha puesto del lado de las conductas del maltrato por falta de acción y advierte: "Los niños acosadores que no son corregidos a tiempo salen como verdaderos depredadores al mundo laboral, familiar y social".

http://www.20minutos.es/noticia/1741682/0/colegios/juzgados/acoso-escolar/#xtor=AD-15&xts=467263

0 comentarios:

Publicar un comentario